Escribe Carlos Andrés Ortíz, ex docente, economista
Resulta muy curiosa la persistencia de la “campaña antirrepresas” mantenida e “in crescendo” realizada por un matutino de la ciudad de Posadas, el diario Primera Edición.
Una de las últimas notas presenta supuestas (nunca demostradas) 17 alternativas para reemplazar a la generación hidroeléctrica en mediana o gran escala. Al ser un artículo sin firma –si bien menciona a supuestos e innominados “especialistas” de ONGs de claro corte ultra ecologista-, evidencia la opinión mantenida por la línea editorial.
Dentro de una variedad en la cual “se puso todo en la bolsa”, solo una alternativa descolla por la certeza y credibilidad: la generación nuclear; pero por cierto el muy superficial y falaz artículo omite tan siquiera mencionar que dadas las enormes necesidades actuales y futuras de Argentina, no es esperable que un par de centrales nucleares por década –que no es poco- puedan solucionar las carencias de años de desinversión (del modelo neoliberal “noventisco”) y las previsibles necesidades por el incremento de la demanda.
Así como los ecologistas se están retractando implícita pero rápidamente respecto a su anterior drástico rechazo a la energía nuclear, no caben dudas que antes o después –por la fuerza de los hechos- lo harán respecto a la tan necesaria generación hidroeléctrica. Pero mientras tanto, tantas falsedades y distorsiones hacen mucho daño, y les hacen el juego a los apologistas de la llamada “globalización salvaje”.
Volver a contestar todos y cada uno de esos dislates y distorsiones técnicos, insumiría un espacio que excede a un normal artículo de difusión. Entiendo más conducente evaluar otros aspectos que hacen al contexto de la “campaña antirrepresas” mantenida por dicho matutino.
Es público y notorio que ese medio periodístico está totalmente consustanciado con las posturas neoliberales del Pro, que en el ámbito nacional lidera el empresario Mauricio Macri; postura del diario acorde al rol de diputado provincial de un miembro de la familia propietaria de dicho medio periodístico.
Por supuesto que no existe nada de ilegal en todo ello, es más, es considerado “dentro de las reglas del juego” de la democracia. Pero desde el vamos, que quede en claro que eso no es “periodismo independiente” (¿existe acaso el periodismo independiente?).
El mismo grupo empresario que regentea ese diario, era el transportista principal o único –por largos años- de los combustibles pesados que hora a hora devoraban las usinas termoeléctricas de EMSA ubicadas en Villa Dolores, lo cual provocaba una interminable cadena de equipos cisternas (camiones con acoplados) que entraban y salían constantemente, procedentes de San Lorenzo –Santa Fe-, en un viaje de ida y vuelta de más de 2.000 kilómetros.
Esa mecánica de abastecimiento –la única posible al anularse la alternativa fluvial y ser impracticable la ferroviaria-; resultaba no solo muy costosa, sino también altamente contaminante y riesgosa.
Evalúese que el flete incrementaba el precio del combustible en más del 35 %, y por cierto los coeficientes de consumo promedio por KWh de las usinas instaladas en esos años distaban de ser los óptimos. Todo eso impactaba en la tarifa eléctrica, lo cual de un modo u otro afectaba a la economía provincial de Misiones. Y la poca potencia disponible condicionaba todo crecimiento posible.
Por otra parte, la polución ambiental provocada por ese gran número de camiones con acoplado, sin duda era muy significativa. A eso debían sumarse las emanaciones gaseosas, fluídicas y residuos sólidos, de las turbinas de gas y del ciclo combinado, amén del alto nivel de ruidos de esas máquinas generadoras de electricidad; del riesgo vial de semejante flota de camiones circulando con inflamables, y del propio riesgo de incendios y/o explosiones en la usina eléctrica, ubicada en una zona ya urbanizada.
¡Pero nada de eso pareció importar nunca ni a los vociferantes ecologistas vernáculos, ni tampoco conmovió a los “pruritos ambientalistas” que ahora parecen animar y preocupar aparentemente tanto a ese matutino!
Pero es válido constatar que desde siempre, en Argentina los políticos, economistas, comunicadores sociales de esa vertiente económico - política, y todo el “establishment” liberal y neoliberal, han sido persistentemente afines a los intereses de las petroleras anglosajonas, y constantemente opositores a la generación hidroeléctrica.
Esa oposición a la hidroelectricidad –y también a la generación nuclear- por parte de los personeros del liberalismo económico, no es nada casual, pues resultan muy evidentes los “intereses cruzados” entre los liberales y neoliberales –partidarios del “país granja” empobrecido y sin industrias, con “peones de pata’l suelo” (como parecería añorar la Sociedad Rural)-, con las transnacionales petroleras anglosajonas.
Históricamente se comprueba que siempre que estuvimos gobernados por “librecambistas”, se frenaron y entorpecieron las centrales hidroeléctricas y nucleares, así como los biocombustibles; mientras se otorgaban condiciones leoninas favorables a las petroleras y gasíferas extranjeras, en deterioro del Estado Argentino y de última del pueblo.
Afortunadamente en los últimos años, gracias a los abastecimientos combinados de las hidroeléctricas de Urugua-Í, Yacyretá y Acaray, Misiones se liberó del cáncer de la termogeneración y todos los costos asociados (usinas a petróleo de costoso mantenimiento, precios crecientes de los combustibles, fletes, seguros especiales, corta vida útil de esas centrales, etc.).
Pero como la demanda sigue creciendo, y crecerá mucho más si nos transformamos en una provincia altamente industrializada –como sería deseable-, irreversiblemente necesitaremos incrementar la potencia instalada disponible. En ese marco, toda demora a las grandes hidroeléctricas, les dejará expedito el camino a las instalaciones de nuevas centrales convencionales (movidas con petróleo o gas), lo cual no solo será un retroceso socio económico, sino también ambiental.
Suponer que con eólicas o solares se podrán suplir esas carencias, es absurdo e incoherente, técnica y económicamente (¿aceptaría Ud. tener la provincia tachonada con paneles solares para quedar sin luz a la noche, o con molinos de dudosa utilización en una provincia sin vientos constantes?).
Tema aparte es analizar los antecedentes de los tecnócratas y políticos “nacionales” (léase asentados en Buenos Aires), que desde siempre son afines y funcionales al neoliberalismo y por ende a los intereses de la generación termoeléctrica, vinculada al petróleo y el gas.
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