miércoles, 24 de agosto de 2011

El Cruce del Paraná



Desde hacían 80 años atrás, cada año, nadadores argentinos y paraguayos participaban del Cruce del Paraná. Un evento que implicaba largar a nado desde el Puerto de Pacú Cuá en Encarnación y llegar al Puerto de Posadas.
Los nadadores siempre tuvieron lo que se conocen como acompañantes; es decir, canoas con remeros que iban orientando el rumbo de cada participante.
Como recordaba mi hermano León Seró, quien hizo su primer cruce cuando tenía 13 años, en esa época todavía se trataba de un encuentro de natación y también cultural. Las canoas que usaban los acompañantes eran canoas de pescadores, en ellas iban cantores, bandolinistas , haciendo música de la zona.
Los nadadores eran –sobre todo- nadadores costeros, que sin tener una formación técnica de natación, cruzaban el río sin problemas.
Con el pasar del tiempo, el Cruce pasó a ser algo más deportivo, en el sentido que comenzaron a participar atletas entrenados con técnicas de natación, incluyéndose correntinos, santafecinos, etc.
Pero lo importante es que también fueron cambiando las condiciones del río. Con el embalse de la represa de Yacyretá, el río fue perdiendo sus características originales, respecto de corrientes y espacios que se fueron modificando.
Tal es así que, en el 2009,  el Puerto de Posadas fue inhabilitado por la crecida del agua debido al aumento de las cotas de llenado del embalse.
Sin embargo, el 16 de enero de 2010, fecha del último Cruce, paradójicamente, Prefectura Naval habilitó el Puerto de Posadas y desde allí salieron en lanchas los nadadores y nadadoras hacia Encarnación, punto de largada de la competencia.
En medio del trayecto que recorrerían los nadadores con sus acompañantes había una trampa que fue mortal: barcazas sojeras de gran tamaño estaban en la costa paraguaya, pero no aguas abajo del trazado que realizarían a nado, sino literalmente en medio del mismo. O sea, entre el punto de largada y el punto de destino, que ya no era el Puerto de Posadas, sino el Club del Instituto del Seguro. Con esto, se extendió el recorrido que pasó a ser de 6.000 metros en vez de 3000. Claro, el Puerto de Posadas, inundado como estaba por el embalse de Yacyretá no podía ser más el lugar de llegada.
Hubo un fuerte viento, producto de cambios en las condiciones climáticas, que –por lo que se sabe- estaba anunciado. El viento movió las barcazas, ubicándolas en forma casi paralela al puente. Una mole tan grande de masa, me refiero a las barcazas, al moverse por el viento, generó un efecto de succión. De manera que nadadores y acompañantes que estaban en el lugar en ese momento fueron “chupados” por esa succión producida por las barcazas. Se rompieron piraguas, que al ser de fibra de vidrio, se convirtieron en objetos cortantes muy peligrosos, nadadores y nadadoras intentaban por todos los medios salir del lugar de succión. Varios pasaron por debajo de las barcazas sin saber si volverían a ver la luz.
Mauro Bacigalupi, un guardavidas experimentado, no dudó en tomar su jet sky para ayudar a quienes estaban siendo arrastrados. Salvó muchas vidas, pero no llegó a salvarse él. Ni el jet sky pudo contra el tremendo efecto de succión.
Luis Saidel, de Reconquista, salvó a su propia hija y dio su vida por ella. Luis falleció en el Hospital Madariaga.
Según me enteré luego, por versiones orales, ya que esto no puede verse en los videos que registraron el desastre, mi hermano León también salvó vidas. No aceptó el salvavidas que le ofrecieron y optó por salvar a otros. Hasta que desapareció en el agua y ya nadie lo volvió a ver. Cinco días después encontraron su cuerpo cerca de la isla Yacyretá. Los médicos forenses informaron que tenía un corte profundo en la cabeza.
Lo que sí puede notarse en los videos es que Prefectura no tuvo el protagonismo que debería haber tenido socorriendo a los deportistas. Más bien parecen estar mirando qué sucedía, pero sin intervenir. Como esperando que si algún deportista –por el medio que sea- lograba salir de la zona de succión, bueno ahí lo recogían en alguna lancha.
Si había un anuncio de tormenta, si en medio del trayecto estaban las barcazas sojeras, si la entidad que tiene a su cargo la seguridad en el río (Prefectura Naval Argentina) no hizo que se sacaran las barcazas de ese lugar y habilitó a que el Cruce se realizara, además de otras cosas que sería muy extenso de precisar aquí, todo esto quiere decir que hubo responsables de lo que sucedió. No fue un “efecto de la naturaleza”, como algunos dijeron. Ni las tormentas subtropicales ni los embalses de las represas, son “factores naturales”.
No soy quién para hacer “justicia por mano propia”, sí espero que el Juez administre justicia, continúe con las investigaciones hasta que se llegue a dictaminar quiénes son –por ley- responsables y deben asumir las penas que les corresponden.
Mauro Bacigalupi (32 años),  Luis Saidel (56 años),  Fernando Solé Masé (12 años),  Víctor Sesa, (36 años), Sebastián Rusescki (19 años), Nicolás Levequi (15 años), Manuel Leiva (57 años) y Eugenio Raúl “León” Seró (59 años) fallecieron en el Cruce del Paraná.
Sólo quiero agregar que las represas como Yacyretá son –si bien no el único- un factor importante en el cambio climático que estamos sufriendo. El embalse modifica las corrientes y oleajes inundando grandes extensiones de tierra. Pero, por otro lado, la presencia de barcazas sojeras en el lugar no es algo “casual”, sino que forma parte de las hidrovías que se pretenden instalar en nuestros ríos, precisamente, para sacar el producto de los monocultivos, como la soja, en manos de empresas transnacionales.

Para quienes desean saber más acerca de este tema, porque en eso están convirtiendo a nuestros ríos, sugiero este link donde se explica qué es el IIRSA, Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana. http://www.proteger.org.ar/iirsa/pagina.php?id=2

Escribo esto desde mi posición de hermana de León. Por eso es que el texto tiene este estilo. Creo que es importante tomar conciencia de lo que está sucediendo en nuestros ríos y defenderlos, defender nuestros ríos, así como hoy en este escrito defiendo a mi hermano y a los otros deportistas fallecidos. El Cruce del Paraná jamás volverá a ser una FIESTA DEL DEPORTE y DEL ENCUENTRO. Jamás volveremos a disfrutar de la presencia de nuestros familiares. Por eso, en homenaje y honor a ellos, defendamos lo que ellos amaron profundamente: el agua que fluye sin obstáculos en el camino.

 Liliana Seró

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